“En un pequeño pueblo al borde de un vasto bosque, cada año se celebraba el “Festival del Fuego”, un evento que unía a la comunidad en una noche mágica. Este festival era más que una celebración; era una ocasión para recordar la energía del universo que se manifestaba a través del fuego, un elemento que simbolizaba transformación y poder.

Una joven llamada Lira, llena de sueños y esperanzas, se preparaba ansiosamente para esa noche. Sin embargo, a diferencia de los demás, ella dudaba de su capacidad para brillar como el fuego. Observaba cómo las llamas danzaban, iluminando los rostros de la gente y llenando el aire con un sentido de unidad y fortaleza. "¿Qué hay en mí que merezca ser visto?" pensaba, sintiéndose invisible ante el resplandor de los otros.

Esa noche, el cielo se llenó de estrellas y los aldeanos encendieron una gran hoguera en el centro de la plaza. Lira, con un corazón pesado, se unió a ellos. Mientras las llamas se elevaban, recordó las historias que su abuela le contaba sobre el fuego: "Es la fuerza de la vida; puede crear, destruir y transformar. A través de él, el universo se comunica."

Movida por una corazonada, Lira se acercó a la hoguera. Cerró los ojos y respiró profundamente, sintiendo el calor del fuego acariciar su rostro. En ese instante, la energía del universo pareció fluir a través de ella. Una visión la invadió: se vio a sí misma rodeada de llamas no destructivas, sino danzantes y vibrantes, un símbolo de su fuerza interior.

Con cada latido, comenzó a moverse al ritmo del fuego, sintiéndose cada vez más viva. Al abrir los ojos, se dio cuenta de que había comenzado a danzar. Los demás se detuvieron, cautivados por su energía. La chispa que había encendido en su corazón se había expandido, envolviendo a todos en un abrazo cálido.

Esa noche, el fuego no solo iluminó el pueblo; también encendió en Lira la chispa de su propio poder. Comprendió que, como el fuego, tenía la capacidad de brillar y transformar. El miedo a ser vista se desvaneció, y en su lugar floreció una profunda conexión con la energía del universo que habitaba en todos.

Desde entonces, Lira no solo celebró el Festival del Fuego; se convirtió en un faro de luz y motivación en su comunidad, recordando a todos que el verdadero poder reside dentro de cada uno de nosotros, esperando ser despertado.”

Las velas transmutadoras estan creadas con mucha magia para que cada vez que las uses, recuerdes el poder que te habita. Nuestra recomendacion es que la uses cuando necesites un pequeño recordatorio del fuego interno que te habita. 

Hay 4 modelos y cada uno está creado con la intencion perfecta para potenciarte. 

*Sos Equilibrio

*Sos Magia

*Sos abundante

*Sos conexion

Cada Vela viene con su bolsita de tela y un sutil aroma que va a despertar curiosidad en tus pensamientos. 

Simplemente colocá la vela en un lugar seguro donde puedas supervisarla y prendela pidiendole al Universo que ilumine tu camino. Mirá como el fuego comienza a moverse y no te olvides de agradecerle al cielo por semejante regalo. 

No dejes nunca tu vela sin atencion y recordá apagarla siempre. 

Una vez que la vela se consuma, ponela en el freezer durante al menos 8 horas para retirar el sobrante de vela, lavala bien y wow! Ahora tenes un hermoso pocillo de ceramica artesanal para usar como más te guste: como portavela, guardador de tesoros, cuenquito para poner snacks y hasta para dejar tus llaves cuando llegas a tu casa. 

Velas transmutadoras de energía

$20.990,00
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“En un pequeño pueblo al borde de un vasto bosque, cada año se celebraba el “Festival del Fuego”, un evento que unía a la comunidad en una noche mágica. Este festival era más que una celebración; era una ocasión para recordar la energía del universo que se manifestaba a través del fuego, un elemento que simbolizaba transformación y poder.

Una joven llamada Lira, llena de sueños y esperanzas, se preparaba ansiosamente para esa noche. Sin embargo, a diferencia de los demás, ella dudaba de su capacidad para brillar como el fuego. Observaba cómo las llamas danzaban, iluminando los rostros de la gente y llenando el aire con un sentido de unidad y fortaleza. "¿Qué hay en mí que merezca ser visto?" pensaba, sintiéndose invisible ante el resplandor de los otros.

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Movida por una corazonada, Lira se acercó a la hoguera. Cerró los ojos y respiró profundamente, sintiendo el calor del fuego acariciar su rostro. En ese instante, la energía del universo pareció fluir a través de ella. Una visión la invadió: se vio a sí misma rodeada de llamas no destructivas, sino danzantes y vibrantes, un símbolo de su fuerza interior.

Con cada latido, comenzó a moverse al ritmo del fuego, sintiéndose cada vez más viva. Al abrir los ojos, se dio cuenta de que había comenzado a danzar. Los demás se detuvieron, cautivados por su energía. La chispa que había encendido en su corazón se había expandido, envolviendo a todos en un abrazo cálido.

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Desde entonces, Lira no solo celebró el Festival del Fuego; se convirtió en un faro de luz y motivación en su comunidad, recordando a todos que el verdadero poder reside dentro de cada uno de nosotros, esperando ser despertado.”

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